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UN MONTÓN DE BESOS
Antonio de Benito

Fani está a punto de coger su mochila y marcharse al colegio.

Su padre se le acerca y le dice: - Te voy a dar un beso gigante. ¡Muuuuuuuac! Guárdalo para todo el día.

Fani va corriendo a su habitación y saca un frasquito de plástico. En una etiqueta escribe: «Beso gigante y sonoro. Papá, jueves por la mañana».


En ese momento, recuerda que no se ha despedido de Horacio, su pollo de peluche.

- Toma, Horacio, besos de pollo para todo el día. ¡Pic, pic, pic…!

Y escribe en otro botecito de plástico: «Fani y Horacio, jueves por la mañana antes de ir al colegio. Besos extras de pollo».

Nada más llegar a la escuela, ve cómo la portera le da un beso a Beni, el nuevo profesor lector de alemán.


- ¿Qué tipo de beso ha sido ese? —pregunta intrigada Fani.

La portera le explica que ha sido un beso de bienvenida.

- Beni, el lector de alemán, apenas conoce a nadie en la ciudad y es bueno dar besos de bienvenida.

- ¿Los besos alemanes huelen a salchichas y cerveza tostada? —quiso saber la niña.


- Huelen a buenos días, bienvenido —respondió con una gran sonrisa la portera—. Y los suyos saben a «muchas gracias» por ser tan bien acogido en el cole.

Fani tomó otro bote y lo etiquetó: “Besos de bienvenida y besos de muchas gracias”.

En la clase, todos están contentos porque la profesora anuncia: - ¡Es el cumpleaños de Carlos! Ha traído una tarta de nata, chocolate y frambuesas. ¡Y no contiene gluten!



- ¡¡¡Muchas felicidades, Carlos!!! —exclamaron todos.

- Muuuuac. ¡Felicidades! —le dio un beso Fani.

Y volvió a etiquetar en un nuevo bote. «Beso de cumpleaños con aroma a tarta».

Fani pensó que los besos de cumpleaños eran dulces, pero no provocaban caries.


Durante el recreo, Simona, una niña recién llegada de Caracas, se cayó y se retorció el tobillo.

- ¡Ay, cómo duele! —exclamó Simona

Fani se le acercó porque era una de sus cuatro mejores amigas.

- Toma, un beso curativo. Y lo escribió en otro bote.

Simona tuvo que ir al centro de salud para que le pusieran una venda.

Al salir del cole, varios amigos fueron, como de costumbre, al parque a jugar.

Sobre una piedra del parque estaba sentado un señor mal vestido y con cara de pena.

- Soy el pobre del parque. Soy anciano y no tengo dinero ni para comer.

En un columpio, un papá columpiaba a su hija de nueve años.

- Estoy enferma de las piernas, no las puedo mover desde que nací a causa de una enfermedad rara.


En el tobogán, Daniela, una niña ciega, bajaba a gran velocidad mientras su madre la esperaba.

Fani miró a los árboles y, por un momento, los vio tristes. Sus hojas se mecían tímidamente. Pensó que, quizás, no todas las hojas del árbol eran tan felices, como le sucedía a mucha gente de su alrededor.

«Poco más puedo hacer. No puedo quedarme yo sola con todo».


Fani abrió todos los botes de besos y los soltó. En ese momento comenzó a caer una lluvia fina sobre la ciudad.

Los besos tomaron forma, aroma, color…

Cada gota de lluvia se convirtió en un tipo de beso: besos navideños, de buenas noches, de café sin leche, de amor, de despedida, de feliz año nuevo, de plátano con chocolate, besos recién hechos, de mosto...


... besos troceados, empaquetados, embotados a las finas hierbas, besos de caramelo, de miel, de anís, hinojo, menta y frutas silvestres, besos rebozados, caldosos, empanados, besos de talco para los niños recién nacidos, besos de tela y cartón para jugar, besos con pedorreta, de gnomo en la nariz, besos de andén en la estación, besos al aire con la mano, besos de novios, besos de entretiempo, besos de labios y de corazón, besos de corazón de gominola, besos en tortilla y con melón o jamón, besos, muchos besos comenzaron a llover.